LA ENFERMEDAD

La rabia es una enfermedad infecciosa viral del sistema nervioso central. El virus de la rabia pertenece a la familia Rhabdoviridae, género Lyssavirus. Se trata de una zoonosis, es decir, una enfermedad transmitida por animales a humanos. Su transmisión se produce, sobre todo, por la mordedura de un animal infectado. También, aunque no es muy frecuente, puede haber transmisión al ser humano en caso de contacto directo de la saliva del animal infectado con mucosas o heridas cutáneas recientes. La rabia no se puede transmitir por acariciar un animal infectado, ni tampoco con el contacto con su sangre, orina o heces y no hace falta tratamiento por exposición si algo así ocurre.

La rabia es un virus que puede ser trasmitido a cualquier mamífero -tanto domésticos como salvajes- y se distingue según los vectores de transmisión en la rabia urbana (que afecta sobre todo los perros de las urbes) y la rabia silvestre.

No hay remedio disponible para tratar a los animales infectados. Para el tratamiento de los humanos se utiliza la vacuna antirrábica. Para evitar el contagio de la rabia y prevenir su propagación mediante la detención de transmisión vírica, se aplica la vacunación masiva a todos los animales domésticos (entre ellos ovejas, cabras, vacas, cochinos y caballos) que se encuentran en un radio de 50 km de la localidad donde se haya manifestado un caso.

Síntomas de la rabia en humanos

El período de incubación dura de 2 a 8 semanas, pero puede variar desde 10 días hasta 8 meses o más. La enfermedad comienza con una sensación de angustia, cefalalgia, pequeña elevación de la temperatura corporal, malestar y alteraciones sensoriales imprecisas. En la fase siguiente de excitación, hay hiperestesia y una extrema sensibilidad a la luz y al sonido, dilatación de las pupilas y aun aumento de la salivación. A medida que la enfermedad progresa, hay espasmos en los músculos de deglución y la bebida rechazada violentamente por contracciones musculares. Esta disfunción de la deglución se observa en la mayoría de los enfermos, muchos de los cuales experimentan contracciones espasmódicas laringofaríngeas a la simple vista de un líquido y se abstienen de deglutir su propia saliva (hidrofobia). También pueden observarse espasmos de los músculos respiratorios y convulsiones generalizadas. La enfermedad dura de 2 a 6 días, aunque a veces este lapso es mayor, y de modo casi invariable termina con la muerte.