EN LA HISTORIA

Desde tiempos antiguos hasta la época de Pasteur

La primera descripción registrada de la rabia la encontramos en las Leyes de Ešnunna, que datan del año 2300 a.C., donde se precisa que los habitantes de Babilonia cuyos perros contraían la enfermedad tenían que pagar una sanción económica muy elevada en caso que alguna persona muriese por su mordedura. Referencias a la rabia pueden encontrarse en las obras de Homero, la Iliada y la Odisea, y de ahí se puede deducir que la rabia era ya endémica en el mundo griego clásico en el siglo X a.C.. Democrito dio testimonio de ella en 500 a.C. y Aristóteles hizo en su Historia Animalum una de las primeras descripciones de la enfermedad explicando cómo se transmitía a través de la mordedura de animales infectados. En el siglo V d.C. Caelius Aurelianus hace una descripción detallada de la enfermedad y propone cauterizar la mordedura. La cauterización ha sido la practica más utilizada durante muchos siglos, hasta la época de Pasteur.

Hasta los mediados del siglo XVII los médicos, en su inmensa mayoría, creían en la generación espontánea de la enfermedad. A finales del siglo XVII, el médico y diputado francés Joseph Ignace Guillotin, famoso propulsor de la guillotina como método de ejecución más humano y menos doloroso, propuso una serie de experimentos a presos condenados a muerte. Según su propuesta, los condenados se expondrían a mordeduras de perros rabiosos y, a continuación, los médicos probarían curarles utilizando preparados médicos experimentales. ¡A los «afortunados» que se curarían de la rabia, se les perdonaría la vida! Sin embargo, el señor Guillotin se llevó un gran chasco cuando la comunidad médica francesa no le dio el visto bueno para llevar a cabo sus experimentos.